sábado, 8 de octubre de 2011

RESEÑA 1

¿POR QUÉ COMEMOS LO QUE COMEMOS?


EUFIC,  el consejo Europeo de Información sobre la Alimentación, organización sin ánimo de lucro que brinda información científica acerca de la seguridad y calidad alimentaria, a los profesionales de la salud y la nutrición.[1]  Fundada en 1995, es fuente de apoyo de empresas de alimentos e industrias europeas. El objetivo principal de esta organización, es mejorar la comprensión del público acerca de la seguridad y calidad de los alimentos, de ese modo, crear conciencia en los consumidores a la hora de manipular y escoger los alimentos. El EUFIC participa activamente en iniciativas europeas junto con la Junta Directiva de la Comisión Europea para la Investigación, la Salud y Consumidores, donde participa en un número de proyectos como socio difusor. Entre los muchos artículos que tiene EUFIC, dos constituyen el objeto de esta investigación: “Por qué comemos lo que comemos: obstáculos al cambio de hábitos alimentarios y de estilo de vida”[2] y “Por qué comemos lo que comemos: determinantes socioeconómicos de la elección de alimentos ?”[3] El centro de esta investigación, es saber qué nos impulsa, nos mueve a ingerir los alimentos que hacen parte de nuestra dieta; por un lado desarrolla los determinantes socioeconómicos de la elección de  los alimentos; y por otro, los obstáculos que aparecen a medida que se intentan cambiar los hábitos alimenticios.


Para empezar, el factor económico es para muchos, crucial a la hora de elegir sus alimentos, ya que no todos pueden pagar por la mejor comida. Generalmente, las poblaciones más pobre son las que presentan un alto nivel de desnutrición, además de problemas de obesidad y sobrepeso, pues los alimentos que tienen la capacidad de adquirir, no contienen la cantidad suficiente de suplementos nutricionales que debería. Según EUFIC, “el recargo en el precio de los alimentos saludables parece ser aún mayor en las zonas donde los ingresos son bajos.”  Además de los precios, otro factor fundamental es el tiempo, lo que a muchas personas les falta. El tiempo que tiene una persona socio-económicamente más favorecida que una pobre, es mayor;  de no serlo, lo reemplazan con sus cocineros; en cambio, una persona de escasos recursos no se puede dar el lujo de pagar para que le cocinen. “Experimentar en la cocina es un lujo que las personas con bajos ingresos no pueden permitirse”[4]  EUFIC  tiene razón al afirmar que  “La pobreza alimentaria abarca numerosos aspectos, pero tres de los obstáculos principales que impiden llevar una dieta equilibrada y sana son el coste, la accesibilidad y la falta de conocimiento”[5], Adema de esto,  la accesibilidad a los mejores alimentos es limitada, bien sea por las distancias, el transporte o el dinero. Esto sin restarle importancia al nivel de conocimientos que se tenga con respecto a los adecuados hábitos alimenticios; entre mejor sea la situación económica de una persona, mayores conocimientos tendrá y, por ende, una mejor dieta.


Por otro lado, existen muchos obstáculos que impiden o retrasan el cambio en los hábitos alimenticios, aunque la iniciativa sea la mejor. Una de las razones que lleva a que las personas cambien sus hábitos alimenticios, se debe a problemas de salud, o porque sienten esta necesidad. Otra de las principales barreras a la hora de llevar un régimen alimentario más saludable son las preferencias personales. Una de las excusas más habituales para no seguir los consejos nutricionales es la falta de tiempo, especialmente entre los jóvenes y las personas con estudios superiores. Es muy difícil cambiar de un día para otro las costumbres, y más cuando se trata de la comida, ya que constituyen un pilar esencial en la vida de cada persona.
Además de estos, existen otros obstáculos a la hora de cambiar la dieta,  entre ellos la falta de tiempo, pues es un factor esencial, que cada vez se agota más rápido, dependiendo de la carga de responsabilidades que se tengan. También influyen los precios de los alimentos, su preparación y la dificultad a la hora de conseguirlos.


En síntesis,  a la hora de cambiar los hábitos alimenticos, aparecen muchas barreras que impiden dicho proceso, retrasándolo o atrofiándolo. El cambio en la hábitos alimenticios, es en algunas ocasiones fundamental para la salud, bien sea porque ésta está en peligro, o porque la persona así lo desea;  pero no es fácil cambiar de hábitos alimentarios porque implica alterar costumbres que se han ido estableciendo a lo largo de los años, porque el factor dinero, o porque el tiempo no lo permite. Para cambiar de dieta satisfactoriamente, lo mejor sería acudir a un nutricionista, que valore la salud y recomiende los alimentos que mejor se adaptan a las costumbres, gustos y bolsillo de cada persona. Además de tener la disposición de hacerlo, y de estar dispuesto a cambiar muchos aspectos en la vida.

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